Puedo cerrar mis ojos, recostarme y saber,
que aunque todo lo que tengo en la vida me falle,
el Amor de Dios siempre estará ahí para sostenerme.
Podrán fallarme mis planes, mis amigos, mi familia,
podrá fallarme mi corazón al sentir lo que no debo sentir,
mis sentidos, mi mente, mi salud y mis aspiraciones...
pero al final de la jornada, siempre está ÉL
para platicar conmigo, para confortarme,
para decirme que todo pasará, que nada es para siempre
y que es bueno caer de repente para levantarse
con más ánimo y fe en la vida.
Podrá fallarme el mundo entero,
pero Su Amor está siempre ahí,
intacto, paciente, misericordioso,
para acompañarme, sostenerme y levantarme
hasta el final de mis días.
Oly Sawyer
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